Risas, cánticos y algarabía inundaron varias calles de Ciudad de México, donde decenas de miles de simpatizantes del oficialismo de izquierda ofrecieron la llegada al poder de la nueva presidenta Claudia Sheinbaum y despidieron al popular Andrés Manuel López Obrador.
«Apoyamos a la presidenta desde Oaxaca, tenemos todas las esperanzas puestas en ella» dicen al micro de RFI algunos simpatizantes desde la plaza del Zócalo. «Estoy contenta porque ella es una mujer chingona» admite emocionada otra ciudadana a RFI. Al mediodía, cuando en la sede del Congreso se realizaba la juramentación, una multitud abarrotaba ya el Zócalo (plaza central), donde resonó el clamor: «!Presidenta, presidenta!».Se veían también pancartas con la leyenda «¡Gracias!», emulando el título del último libro del presidente, y una enorme imagen de Sheinbaum elaborada por artesanos. López Obrador, de 70 años, prometió irse a retirar a «La Chingada», el rancho que tiene en Chiapas (sur).
La sede legislativa retronó en un «presidenta, presidenta» en el momento en que Sheinbaum, de 62 años, prometió respetar la Constitución de México y «desempeñar leal y patrióticamente el cargo , mirando en todo por el bien y prosperidad». «Por primera vez llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra hermosa nación», dijo la exalcaldesa de Ciudad de México (2018-2023), que asumió el poder en el país de habla hispana más poblado del mundo en presencia de numerosos dignatarios extranjeros, como el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden.
La ceremonia se llevó a cabo ante los senadores y diputados reunidos en sesión de Congreso, donde tanto el expresidente Andrés Manuel López Obrador como Sheinbaum fueron recibidos por un multitudinario festejo de los legisladores oficialistas, que controlan ambas cámaras.Destacó la ausencia del rey Felipe VI de España, a quien Sheinbaum rechazó invitar acusándolo de negarse a reconocer el daño causado a los pueblos originarios por la colonización. Madrid rechazó tener representación alguna a manera de protesta.
El mandato de Sheinbaum inicia bajo la sombra de una controvertida reforma al poder judicial impulsada por AMLO para que jueces y magistrados sean electos por voto popular, modelo único en el mundo. Estados Unidos, el mayor socio de México, criticó la reforma diciendo que representa un «riesgo» y una «amenaza» para la relación entre los dos países.
Sobre la amplia y a veces espinosa relación bilateral con Estados Unidos, expertos confían en que mantendrá buenas relaciones con quien gane las elecciones estadounidenses de noviembre próximo, especialmente si es la demócrata Kamala Harris.
Otro desafío mayúsculo es la vorágine de violencia ligada al narcotráfico en medio de la cual se registran más de 450.000 asesinatos en el país desde finales de 2006.La presidenta sentenció que no volverá la «guerra» contra el narcotráfico, sino que mantendrá la estrategia de López Obrador de combatir las causas mediante programas sociales para jóvenes a fin de que eviten ser reclutados por la criminalidad.
Dijo sin embargo que se reforzarán las tareas de inteligencia e investigación y se fortalecerá a la Guardia Nacional, que pasó al control del Ejército en medio de criticas de opositores, defensores de derechos humanos y hasta de Naciones Unidas.
Sheinbaum llega al poder con una aprobación superior al 70%, según un estudio de la cadena Milenio, un par de puntos más arriba que su antecesor.