Virgin Galactic trabaja en su nuevo avión espacial Delta.

Hoy en día, el turismo espacial ya no es solo un sueño de ciencia ficción. Pues Virgin Galactic presentó su nuevo proyecto: el avión espacial Delta, diseñado para ofrecer a ciudadanos comunes la posibilidad de vivir la microgravedad y observar el planeta desde más de 90 kilómetros de altitud. Su lanzamiento, previsto para 2026, no solo promete lujo y adrenalina, sino también el inicio de una industria pensada para repetir la experiencia semana tras semana. Luego del fin de los vuelos de la nave VSS Unity en 2024, Virgin Galactic apostó todo por el desarrollo de una flota de aeronaves más seguras y productivas. El Delta será capaz de realizar hasta ocho misiones mensuales, multiplicando por doce la capacidad de Unity y acercando la idea de que el turismo espacial pase de ser un evento excepcional a un servicio recurrente.

De esta manera, con el primer vuelo de prueba, previsto para el verano boreal de 2026, estará orientado a la investigación científica. Poco después, en otoño, se abrirán las puertas al público con astronautas civiles. Además, el Delta incorpora un sistema perfeccionado de “plumas”, un mecanismo desplegable que estabiliza la nave en su reentrada atmosférica. Esta innovación, probada en Unity, se ha rediseñado para aumentar la seguridad en una de las fases más delicadas del viaje. Mientras que el ensamblaje de alas y fuselaje avanza en las instalaciones de Arizona, y Virgin Galactic planea expandir operaciones hacia un segundo puerto espacial en Italia, reforzando su red internacional. Además, colabora con el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore para explorar usos adicionales, como lanzamientos a gran altitud.

No obstante, cada misión durará unos 90 minutos, con seis pasajeros y dos pilotos a bordo. El viaje incluye:

🔘 Despegue asistido por el avión nodriza VMS Eve.

🔘 Separación a 15.000 metros de altura y encendido del motor cohete.

🔘 Ascenso por encima de los 90 km para experimentar microgravedad.

🔘 Observación de la curvatura terrestre a través de 17 ventanas panorámicas.

🔘 Regreso planeado hasta la misma pista de despegue.

Previamente, antes del vuelo, los participantes vivirán un programa de preparación con simulaciones de ingravidez, entrenamientos y encuentros con pilotos. Cada pasajero recibirá un traje espacial a medida, pensado para ofrecer seguridad y estilo. Aunque el precio aún no se ha confirmado, se estima que superará los 600.000 dólares por asiento. Aun así, más de 700 personas ya han reservado su lugar, lo que muestra el interés creciente por esta experiencia de lujo. Virgin Galactic se diferencia de rivales como Blue Origin o SpaceX ofreciendo un nicho intermedio: no promete colonias lunares ni marcianas, pero sí experiencias exclusivas, recurrentes y de alta calidad. Como la aviación comercial en sus inicios, la compañía espera que los costes bajen con el tiempo y el mercado se amplíe. No obstante, el Delta no solo redefine la idea de “astronauta”, acercándola a turistas, artistas o empresarios, sino que también servirá como plataforma científica. Experimentos en microgravedad y observaciones astronómicas podrían formar parte de sus primeras misiones.

En todo caso, si Virgin Galactic logra consolidar vuelos semanales, el impacto cultural será profundo: la experiencia de ver la Tierra desde el espacio dejará de ser un privilegio de unos pocos elegidos y se convertirá en una vivencia al alcance de quienes se atrevan y puedan permitírselo a invertir en una aventura única.

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