Tenían droga en una capilla

En el último año, los agentes han descubierto que las bandas han extendido sus operaciones en el norte, sur, centro y periferias de Guayaquil.

Uno de los operativos más grandes este año sucedió a finales de abril pasado. Los 14 miembros de una banda delictiva, originaria de Manabí, fueron detenidos en el norte de Guayaquil. 

Los gendarmes que se encargaron de las detenciones indicaron que durante seis meses les siguieron la pista. En ese tiempo descubrieron que se movían por 18 casas y departamentos de la urbe guayasense.

De hecho, los uniformados señalan que desde el 2021 se han ubicado más de 78 inmuebles que fueron ocupados por las bandas como centros de distribución, acopio y venta de droga.

Droga estaba almacenada en una capilla católica del sur de Guayaquil. Eran más de 3 000 dosis de alcaloides que se distribuían en el barrio Cuba. Los paquetes de estupefacientes se camuflaban en medio de símbolos religiosos como crucifijos, imágenes de santos, velas y túnicas de sacerdotes. 

En el inmueble no se encontró a nadie, pero la Policía ya inició las investigaciones para determinar responsabilidades. Una hipótesis que manejan los agentes es que las mafias se apoderaron de este sitio para convertirlo en uno de sus centros de venta.

Las mafias también han desarrollado una red a escala nacional de casas para ocultar a sus miembros más buscados.   Esos bienes generalmente están ubicados en zonas alejadas de las urbes o barrios residenciales.

En Guayas, por ejemplo, la Policía ha detenido a cabecillas de bandas en conjuntos residenciales de la vía a la Costa, Daule, Durán y Samborondón.  Uno de los casos que más llamó la atención de la Policía sucedió en octubre pasado.

En la vía a Daule fue detenido un hombre conocido como Gatillo, miembro importante de una organización criminal que opera en el norte de Guayaquil. 

El sospechoso estaba en una casa dentro de un complejo residencial. Los agentes encontraron en el inmueble armas como fusiles, pistolas, municiones y explosivos.

Incluso, se halló un dron que se presume era utilizado para acercarse a la Penitenciaría de Guayaquil.

Hace tres semanas, en otro sitio cercano al Guasmo, la Policía descubrió que también existía un conjunto de casas que eran utilizadas por miembros de mafias. Los sospechosos, para evitar ser rastreados, colocaron cámaras de seguridad en calles cercanas a los inmuebles. Así monitoreaban la llegada de los patrulleros y de sus enemigos.

En Guayaquil, las mafias pagan a niños, mujeres y adultos mayores para que les sirvan como informantes, también conocidos como campaneros. Las investigaciones señalan que por cada colaboración pueden cancelar entre USD 200 y USD 500. 

En cambio, para alquilar inmuebles y volverlos sus centros de operaciones, las bandas fácilmente desembolsan hasta USD 3 000. Todo depende de las seguridades que se ofrecen en los bienes.