¿Sabia usted que Starship es el cohete más poderoso jamás desarrollado?.

Para empezar, el ambicioso proyecto de Elon Musk y Space X que lleva casi 20 años en la imaginación del mundo, pero solo ahora parece que va a hacerse realidad. Si Marte es el gran objetivo de la carrera espacial de este siglo, Starship es la gran promesa para hacerlo. Pero la importancia de Starship va mucho más allá de Marte. Es, aunque no lo parezca, el inicio de una nueva Era de la exploración espacial.

Ahora la pregunta del millón es, ¿Cuándo será el lanzamiento de Starship?, lo cierto, a estas alturas del partido, es que nadie lo sabe. Si atendemos a las declaraciones tanto de Musk como de la empresa, la fecha de ese primer vuelo orbital no ha hecho sino retrasarse. Las últimas previsiones hablaban de verano de 2022, pero la reciente explosión de hace unos días ha puesto todo en entredicho.

¿Cuál ha sido el problema? Según parece, el combustible criogénico. Lograr levantar 100 toneladas métricas de metal no es fácil y, para lograrlo, el Super Heavy y sus 33 motores Raptor necesitan propulsores o propelentes criogénicos en estado líquido. Su ventaja fundamental (además del espacio que ahorran) es que ofrecen empujes espectaculares frente a otras alternativas. Sin embargo, «es un reto añadido, ya que se evapora y crea un riesgo de explosión en el aire en una atmósfera compuesta parcialmente por oxígeno como la de la Tierra».

Cabe recordar, desde al menos 2005, Space X trabaja en la idea del ‘BFR’ (‘Big Fucking Rocket’). Desde entonces, el proyecto ha cambiado varias veces de nombre, diseño y especificaciones; pero la idea es esencialmente la misma: construir el vehículo de lanzamiento más poderoso jamás desarrollado; un monstruo capaz de transportar más de 100 toneladas métricas a la órbita terrestre.

Otra de las preguntas que surgen por curiosidad es, ¿Por qué es tan importante Starship?, El proyecto ha atraído la atención de todo el mundo. En buena medida porque es un elemento clave en los planes marcianos de Musk, pero Starship es mucho más que un cohete enorme. El proyecto de crear un «cohete de clase orbital reutilizable completa y rápidamente que se pueda fabricar en masa» va mucho más allá y, en palabras de Casey Handmer, permitirá «habilitar una cinta transportadora con capacidad logística a la órbita baja» de la Tierra. Esto es, permitirá destrozar las durísimas restricciones técnicas que han acompañado a la industria aeroespacial durante los últimos 50 años. Pero, si lo pensamos bien, cada misión espacial es una «maravilla de miniaturización» sencillamente porque no tenemos capacidad de poner cosas demasiado grandes y/o pesadas en órbita. Con Starship plenamente operativo, la situación cambiaría profundamente. Entraríamos, de facto, en una nueva Era de la exploración espacial.

Para las características de este proyecto, en términos generales, el éxito de Starship requiere la construcción de un cohete de dos etapas: el Starship como tal y el vehículo de lanzamiento, llamado Starship Super Heavy. Si hablamos del vehículo de lanzamiento, contará con 33 motores Raptor y servirá para que Starship pueda salir de la Tierra, volviendo a la misma para ser reutilizado. Es la filosofía de reutilización de SpaceX llevada a la máxima potencia (de la tecnología actual). La nave completa medirá 120 metros y será capaz de transportar 150 toneladas de carga útil máxima, con una masa total de despegue de 4.000 toneladas. Y, con estas características, superará en tamaño al sistema de lanzamiento SLS (Space Launch System) de la NASA y al propio Falcon Heavy de SpaceX. Por aterrizar los números, el Super Heavy tendrá cinco veces más fuerza de propulsión del que fue el cohete más potente del siglo en su momento, el Falcon Heavy.

Cabe destacar que este proyecto está costando mucho desarrollar, en este sentido, Space X, muchos de sus desarrollos parecían ciencia ficción pocos años antes de llevarlos exitosamente a cabo. En cambio, a Starship le está costando levantar el vuelo y, aunque la pandemia ha jugado un gran papel en estos retrasos, los problemas van más allá. El propio Elon Musk reconocía cuando empezaron las pruebas que en el vuelo a baja altura solo esperaba un 33% de posibilidades de éxito y, tras varios retrasos, la nave logró alzar el vuelo para luego estallar por completo a finales de 2020. Los problemas con este proyecto hicieron que la FAA supervisara más de cerca el proyecto, pero los sucesos no han dejado de producirse. En marzo de 2021 SpaceX lograba aterrizar con éxito a la tercera para explotar minutos después. Pocas semanas después completaría ese ciclo con éxito al fin y la situación parecía encarrilada, hasta que el 11 de julio de 2022 volvió a explotar.