Logran crear a Truss Link el robot que crece, se repara y evoluciona devorando a otros robots.

Actualmente, al referirse a los robots era hablar de máquinas limitadas a instrucciones y estructuras fijas. Pero una innovación nacida en la Universidad de Columbia cambia las reglas del juego. Un nuevo autómata no solo puede pensar y moverse: también puede transformarse y repararse consumiendo a otros. Esta combinación de inteligencia artificial y metabolismo robótico abre un universo donde las máquinas se comportan como organismos vivos.

Este prototipo, es fabricado con varillas magnéticas y diseñado para cambiar de forma en tiempo real, el robot Truss Link puede pasar de una estructura plana a una tridimensional en cuestión de segundos. Pero lo más fascinante no es su diseño, sino su capacidad de «alimentarse» de otros robots para crecer o repararse. Al detectar piezas cercanas funcionales o no, las integra a su cuerpo, descarta las que ya no sirven y mejora así su movilidad o estabilidad. En un experimento grabado por sus creadores, el robot añadió un segmento como si fuera una pierna, incrementando su velocidad en un 50 %. Para los investigadores, se trata de la primera manifestación práctica de lo que llaman metabolismo robótico.

De acuerdo con Philippe Martin Wyder, es investigador principal del proyecto, la verdadera autonomía de los robots no se limita a la toma de decisiones: también implica la capacidad de mantenerse físicamente. En este sentido, el Truss Link es mucho más que un autómata: es una estructura adaptable que actúa como puente entre la inteligencia artificial y el mundo físico. Al tener un cuerpo modificable, la IA puede interactuar de forma más eficaz con entornos cambiantes o desconocidos. Ya se habla de aplicaciones en exploración marina, misiones espaciales, rescates en zonas peligrosas y construcción de estructuras temporales, la clave está en que este tipo de tecnología permitiría a los sistemas inteligentes modificar su forma sin intervención humana, algo que redefine completamente lo que entendemos por programación robótica.

Sin embargo, la combinación de IA avanzada con cuerpos modificables pone sobre la mesa un cambio de paradigma: los robots ya no serán herramientas, sino entidades con capacidad de evolución autónoma. Según los expertos de Columbia, el Truss Link abre la puerta a un futuro donde las máquinas no solo piensan, sino que también sienten su forma, se adaptan y se transforman. Como dijo Wyder: “Esto da piernas a la IA, pero también imaginación en movimiento” y en esa conjunción de lógica y cuerpo, puede estar el germen de una nueva especie tecnológica.

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