Los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín (del 4 al 20 de febrero) serán, según sus organizadores, el evento deportivo con las mayores restricciones sanitarias desde el inicio de la epidemia del COVID-19.
China ha logrado erradicar con éxito la epidemia en su territorio desde mediados de 2020, gracias a una estrategia ‘cero COVID’ consistente en tomar todas las medidas posibles para limitar la propagación: cuarentenas, confinamientos, test, reducción de vuelos internacionales, aplicaciones de seguimiento a través de los smartphones…
Los organizadores de los Juegos de Invierno aplicarán la misma severidad, aislando a los participantes en lo que llaman una “burbuja cerrada”, sin contacto alguno con el resto de la población.
Deportistas, árbitros, delegaciones, voluntarios… miles de personas quedarán encerrados en esta burbuja nada más llegar a Pekín y hasta su marcha de la capital china.
Las personas en la burbuja que utilicen el tren de alta velocidad para desplazarse entre las zonas olímpicas deberán, por ejemplo, ocupar un vagón separado del resto de pasajeros.
Los organizadores no imponen la dosis de recuerdo, pero el Comité Olímpico Internacional (COI) “anima vivamente” a recibir la tercera dosis antes de viajar a la capital china.
En el interior de la burbuja, todo el mundo se someterá a diario a un test de detección de coronavirus y deberá usar mascarilla en toda circunstancia.