Este 7 de febrero, 797 670 estudiantes de la Sierra y Amazonía y 629 454 de la Costa y Galápagos deberían regresar a las clases presenciales. Pero aún hay resistencia de los padres de familia ante los contagios de covid-19.
Estas cifras corresponden a los 12 748 planteles que tienen aprobado el Plan Institucional de Continuidad Educativa por parte del Ministerio de Educación (ME). En la Costa están a un mes de terminar el año lectivo, y en la Sierra empiezan el segundo quimestre.
En los últimos días, las autoridades de los centros educativos trabajaron en dos frentes: coordinando el retorno y en la limpieza de las aulas con el apoyo de padres de familia. Desde el pasado viernes 4 de febrero del 2022, mediante correos electrónicos, informaron a los representantes sobre las decisiones.
En Quito, la hija de Blanca Taipe cursa el tercero de básica en una escuela particular en el valle de Los Chillos. Ella cree que la decisión de las autoridades es apresurada, pues aún el número de contagios en la capital es elevado. “Tengo miedo de que mi hija se contagie en esos espacios”.
En cambio, Elsa Sánchez no enviará este 7 de febrero a su hija de 10 años a su escuela, ubicada en Obrero Independiente. El pasado sábado, Sánchez dio positivo para covid-19. “No sé si mi hija también esté contagiada, pero no voy a poner en riesgos al resto de niños”.
En cambio, Consuelo Cargua, madre de un adolescente de segundo de bachillerato del Colegio Mejía, cree que ahora los jóvenes están más protegidos con la vacuna. “En algún momento debían regresar a las aulas, no podemos encerrarnos toda la vida. El virus vino para quedarse y nosotros debemos sobrellevarlo”, dijo.
Para Santiago Zambrano, profesor de inglés en el Instituto Nacional Mejía, este retorno permitirá que los estudiantes se relacionen mejor con sus pares.
FUENTE: EL COMERCIO