Hoy en día, la robótica nos sorprende cada vez más, y es que ahora imagina un mundo donde las paredes no ocultan secretos, donde un robot puede identificar lo que hay dentro de una caja sin abrirla. Ese escenario, más propio de una película de ciencia ficción, ya es realidad. Investigadores del MIT han dado forma a una tecnología que convierte a los robots humanoides en auténticos “visión rayos X”, capaces de atravesar superficies como cartón, plástico y paredes interiores.

Sin embargo, la clave de este avance es mmNorm, una técnica de imagen desarrollada por el MIT que emplea señales de onda milimétrica para generar reconstrucciones tridimensionales de objetos ocultos. Al combinar esta tecnología con un radar montado en un brazo robótico, el sistema puede moverse alrededor de un objeto e interpretar las señales reflejadas para estimar con precisión su forma y curvatura. Lo notable es que mmNorm no necesita grandes anchos de banda ni equipamiento invasivo. Su capacidad para interpretar con un 96 % de precisión la forma de objetos ocultos supera a los métodos actuales, que apenas alcanzan el 78 %. Esto abre un abanico de aplicaciones tanto en logística como en ámbitos domésticos e industriales.

Cabe indicar que inicialmente, el sistema fue diseñado para agilizar el trabajo de los robots en almacenes, permitiéndoles detectar defectos en productos sin necesidad de abrir paquetes. Pero sus usos potenciales van mucho más allá. Según el MIT, podría emplearse en gafas de realidad aumentada para que operarios visualicen objetos invisibles, o en sistemas de seguridad aeroportuarios para detectar amenazas sin contacto directo, incluso en tareas de reconocimiento militar o vigilancia, esta tecnología podría generar modelos 3D detallados de elementos ocultos. Todo esto sin comprometer velocidad ni precisión, gracias a su arquitectura matemática que permite reconstrucciones eficaces y adaptables a diferentes entornos.
Finalmente, aunque mmNorm todavía se encuentra en fase de pruebas, sus resultados iniciales marcan un antes y un después. No se trata de ciencia ficción: los robots que “ven a través de las paredes” ya están entre nosotros. Y con cada mejora, la línea entre lo visible y lo oculto se vuelve más delgada.
