Científicos logran reconstruir en 3D el rostro del faraón Tutankamón.

Científicos usaron un modelo digital del cráneo momificado del rey Tutankamón para reconstruir su rostro. El modelo 3D muestra cómo era el gobernante del antiguo Egipto en su juventud, ya que tuvo una muerte prematura a la edad de 19 años.

Su trabajo ofrece una novedosa y original reconstrucción facial del faraón basándose además en datos publicados en la literatura biomédica y egiptológica. Para la reconstrucción se usó el ‘software’ Blender 3D, cuya extensión OrtogOnBlender permitió reproducir una recreación refinada de los tejidos blandos. «Mirándolo, vemos más a un joven estudiante que a un político lleno de responsabilidades, lo que hace que la figura histórica sea aún más interesante», expresó el experto brasileño en gráficos Cicero Moraes, coautor del estudio.

En este caso, los científicos utilizaron datos antropométricos y medidas del cráneo del faraón obtenidos en estudios anteriores como base para el modelado. A partir de estos parámetros, recrearon el tamaño de los labios, la posición de los globos oculares, la altura de las orejas y el tamaño de la nariz. Un modelo informático elaborado con los resultados de las tomografías computarizadas de un gran número de personas vivas transformó el ‘cráneo de referencia’ en las proporciones programadas.

Posteriormente, los investigadores pasaron al modelado de tejidos blandos. Como base, utilizaron datos sobre el grosor de los tejidos blandos en varios puntos de cráneos humanos, obtenidos del análisis de la estructura de la cabeza de egipcios modernos. Para dar una apariencia más humana, los investigadores complementaron la reconstrucción dándole un retoque con parámetros subjetivos: pintando las pupilas y tonificando la piel.

Cabe recordar, Tutankamón (1341 a. C. – 1323 a. C.) ascendió al trono a la edad de nueve años y gobernó Egipto hasta su muerte, diez años después. La fama de este gobernante está asociada a su tumba, descubierta casi intacta y con numerosos artefactos valiosos en su interior en 1922 por el arqueólogo británico Howard Carter.