Alóag no se termina de rehabilitar

Entre 2014 y 2015, la consultora Consultraffic identificó 53 taludes conflictivos. Con el uso de drones, estudió el nivel de peligrosidad de cada uno, entre los km 15 al 69.

Seis taludes fueron señalados de riesgo muy alto (21, 24, 28, 31, 34 y 38). Hay 33 de baja incidencia, nueve de problemática media y cinco de riesgo muy mínimo.    

En el km 54 hay una particularidad: hay 10 taludes sucesivos que, aunque son considerados de riesgo medio, causan graves problemas por la bajada de flujos rocosos. De acuerdo con el estudio, la mayoría de eventos, en toda la ruta, sucede por la caída de bloques (37%), desprendimientos (25%) y el resto por flujos de lodo y deslizamientos.

El contrato para la ampliación de la vía hecho en 2007 fue de USD 185 millones y aún adeudan USD 11,5 millones. El trabajo incluía la ampliación a cuatro carriles desde el km 11,5 hasta el 46,9, más el mantenimiento. Aún hay tramos con trabajos sin concluir y se aprecian construcciones a medias.

“Todo el dinero de la recaudación del peaje de Alóag se va en pagar la deuda”, señala Edwin Herrera, director de Vialidad de la Prefectura de Pichincha. Por el punto pasan al día unos 11 500 vehículos. Los livianos pagan USD 1 y los pesados, hasta USD 6. Se recaudan USD 7, 6 millones al año.

Otra de las falencias es la falta de seguro de daños. Según Herrera, si un vehículo sufre un daño el mismo conductor debe pagar la reparación. “Esta es una vía estatal en la que cobramos una tasa por servicio, que está siendo invertida en la ampliación y mantenimiento de la vía. No hay un seguro”, indicó.   

Solo el mantenimiento rutinario de la vía cuesta al gobierno Provincial USD 3 millones al año. Se prevé que la deuda se termine de pagar en octubre de 2022.   

Por la crisis económica de la Prefectura, en enero intentó devolver la competencia al Min. de Transporte y Obras Públicas. Este se negó y autorizó la habilitación del peaje de Tandapi por USD 0,50.

Paola Pabón, prefecta, aseguró que no se cobrará esa tarifa mientras no se terminen las obras. Transportistas denuncian que la vía no está en condiciones óptimas. “Si la vía fuera de calidad pagáramos sin quejarnos, pero no es así”, afirma Orli Intriago, que viaja de tres a cinco veces a la semana.   

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