Abrieron las puertas de la ‘bóveda del fin del mundo’ para depositar nuevas muestras.

El Banco Mundial de Semillas, ubicado en la isla de Spitsbergen, en el archipiélago noruego de Svalbard, recibió este lunes, 14 de febrero, 22.000 nuevas muestras, provenientes de distintos países, informa el Gobierno noruego. Actualmente, el número total de las reservas es de aproximadamente 1.125.000 semillas, con casi 5.500 especies y 89 bancos de genes, según datos oficiales de la organización.

En este sentido la llamada ‘bóveda del fin del mundo’, administrada por la organización internacional Crop Trust, junto con el Centro Nórdico de Recursos Genéticos y el Gobierno de Noruega, fue abierta en 2008 y tiene como fin conservar la biodiversidad agrícola del planeta. Los científicos almacenan allí semillas congeladas de los cultivos más importantes del mundo con el objetivo de proteger este material genético de posibles desastres naturales, guerras y otras catástrofes. Además, las colecciones sirven a los agricultores y científicos para mejorar genéticamente las plantas y desarrollar nuevas variedades de cultivos.

Actualmente, situado en la isla de Spitsbergen, a medio camino entre la Noruega continental y el Polo Norte, el depósito solo abre unas veces al año para reducir al mínimo la exposición de sus bancos de semillas al mundo exterior. Está previsto que durante el año 2022 el banco vuelva a abrir a primeros de junio y a finales de octubre. Esta vez, los bancos de genes de Sudán, Uganda, Nueva Zelanda, Australia, Alemania y el Líbano colocaron en la bóveda varios tipos de semillas, entre ellas mijo, sorgo y trigo, para renovar sus propias colecciones, detallan las autoridades noruegas.

El Centro Internacional de Investigación Agrícola en Zonas Áridas, que realizó tres retiradas de semillas en 2015, 2017 y 2019 para recuperar las colecciones dañadas por la guerra en Siria, así como los depósitos ubicados en el Líbano y Marruecos, colocará en el banco unas 8.000 nuevas muestras. «El hecho de que la colección de semillas destruidas en Siria durante la guerra civil se haya reconstruido sistemáticamente demuestra que la bóveda funciona como un seguro para el suministro actual y futuro de alimentos y para la seguridad alimentaria local», declaró la ministra de Desarrollo Internacional de Noruega, Anne Beathe Tvinnereim, citada por Reuters.

En todo caso, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) recuerda que, a lo largo de la historia, de unas 30.000 especies de plantas comestibles, 6.000-7.000 se han cultivado como alimento. Sin embargo, ahora alrededor del 40 % de nuestras calorías provienen de tan solo tres cultivos principales: el maíz, el trigo y el arroz, lo que hace que el suministro de alimentos sea muy vulnerable en el caso de que los efectos del cambio climático dañan las cosechas.