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Cuando el mejor ciclista del mundo tiene las piernas, no hay estrategia ni truco de magia que valga. Tadej Pogacar se llevó el oro en la prueba en ruta masculina élite de los Europeos de ciclismo que se han disputado en la región de Drome-Ardèche (Francia) entre el 1 y el 5 de octubre. Atacó a 75 kilómetros para la meta y se paseó hasta el final entre los aplausos del público en su primera carrera vestido con su nuevo maillot arcoíris. También se subieron al podio Remco Evenepoel, plata, y Paul Seixas, bronce. El mejor español fue Juan Ayuso, sexto. El esloveno sucede en el palmarés a Tim Merlier, que se impuso en la edición de 2024 en Bélgica, en su casa. Y, en 2026, esta prueba se disputará en la de Tadej.

Desde 2016 no era capaz el vigente campeón del mundo de hacerse con el título continental de Europa. Entonces, lo hizo Peter Sagan. Ahora lo hace un Pogacar que ha sumado 18 victorias en 2025 y asciende ya a 106 en su carrera. Y su calendario del curso todavía no ha terminado. El esloveno se ha apuntado a los Tre Valli Varesine como preparación para cerrar la temporada en Il Lombardia, que se disputa este sábado 11 de octubre y del que Tadej ha ganado las cuatro ediciones anteriores.

203 kilómetros, con seis subidas al corto pero intenso Val d’Enfer (poco más de un kilómetro y medio, pero al 10% de pendiente media) y tres a Saint-Romain-de-Lerps (7 kilómetros por encima del 7%), eran el menú del día para los aspirantes a hacerse con el título continental. Un primer tramo casi llano para ir cogiendo posiciones y, después, dos circuitos a los que dar tres vueltas respectivamente hasta llegar a la meta de Guilherand-Granges. Nada que ver con el recorrido de las últimas ediciones, más aptas para velocistas. Un trazado que se llevó por delante a más de tres cuartos de los ciclistas que tomaban la salida. Los favoritos eran Pogacar y Evenepoel, con la incógnita de Vingegaard pendiendo sobre sus cabezas.


Pogacar, Evenepoel y los ciclistas que les habían seguido el ritmo alcanzaron la cabeza de carrera a falta de 90 kilómetros para la meta. El esloveno estaba solo; el belga, en cambio, seguía teniendo a Vervaeke, y Benoot y Cras llegaron para acompañarlos. En el llano, al pasar por tercera vez por la línea de meta, el nuevo grupo delantero superó los 20 miembros, y Juan Ayuso volvió a acercarse a los mejores. Francia era la nación mejor representada, con cinco ciclistas: Seixas, Sivakov, Prodhomme, Paret-Peintre y Romain Grégoire.
En la tercera subida a Saint-Romain-de-Lerps, a falta de poco más de 75 kilómetros para la meta, sucedieron dos cosas casi simultáneas: Jonas Vingegaard abandonó la carrera y Tadej Pogacar atacó. El movimiento del esloveno sólo fue secundado por Evenepoel, pero por pocos metros. Aunque la carrera fuera más corta que el Mundial, como ya había anunciado Tadej, nunca digas nunca a un ataque lejano. Se quedó solo en el frente y culminó el ascenso en solitario, con más de medio minuto de ventaja.

Tadej entró en el segundo circuito, al que debía dar otras tres vueltas, con alrededor de 40 segundos de ventaja sobre sus cuatro perseguidores. Cuando la distancia superó el minuto, Evenepoel apretó, haciendo sufrir a Seixas y Scaroni. El belga tiraba del grupo en todo momento, pero no recortaba ni un segundo a Pogacar. Su misión era subir tanto el ritmo que la plata estuviera asegurada, y estaba en ese camino. A falta de 38 kilómetros para el final, se separó de sus compañeros de persecución y se fue a la estela de Pogacar, que estaba a 1:10 y nunca llegó a estar mucho más cerca. La única duda restante era el bronce. En la última subida a Val d’Enfer, Seixas, con ganas de celebrar en casa, con su gente, cambió el ritmo y dejó atrás primero a Ayuso y después a Scaroni. Bronce para el vigente campeón del Tour del Porvenir, el ciclista con más futuro de Francia.
