Hoy en día, cada avance en inteligencia artificial exige más recursos y energía, sin embargo, una solución radical y sorprendente acaba de emerger desde las profundidades del mar. Ahora China puesto en marcha un proyecto que no solo responde a los desafíos energéticos de la IA, sino que podría convertirse en un modelo global y todo comienza bajo el agua.

En la actualidad, el consumo energético de la inteligencia artificial se ha convertido en un problema que no deja de crecer. Actualmente, los centros de datos ya consumen más del 2 % de la electricidad global, y se espera que esa cifra se duplique antes de 2030. La razón principal es el gasto en refrigeración: mantener fríos los miles de servidores que procesan información sin descanso y para resolverlo, China ha llevado esta batalla al fondo del océano. En las costas de la provincia de Hainan, se ha desplegado una cápsula submarina equipada con una potencia de procesamiento sin precedentes.


Esta cápsula forma parte del clúster de datos HiCloud, que ya se considera el primer centro de datos submarino comercial del mundo. Capaz de manejar hasta 7.000 conversaciones con la IA DeepSeek por segundo, este módulo equivale en capacidad a 30.000 ordenadores de juegos de alta gama funcionando simultáneamente. Todo ello, sin necesidad de costosos sistemas de refrigeración, gracias a los 40 metros de profundidad en los que opera.



El corazón del proyecto se centra en DeepSeek, una inteligencia artificial de última generación. El nuevo centro submarino optimiza su rendimiento, permitiendo aplicaciones que van desde el entrenamiento de modelos hasta la creación de videojuegos o el análisis de datos marinos. Este avance permite acelerar la evolución de la IA mientras se reduce drásticamente su huella energética. El modelo submarino, además de ecológico, es compacto, silencioso y seguro. Un concepto que podría extenderse rápidamente por el planeta, a medida que más países busquen soluciones sostenibles para su infraestructura digital.


Aunque el concepto no es completamente nuevo, ningún país lo había implementado comercialmente hasta ahora. Microsoft fue pionera en 2018 con el Proyecto Natick, sumergido frente a Escocia, aunque abandonado tiempo después. Startups como Subsea Cloud o NetworkOcean también han planteado modelos similares, pero aún enfrentan obstáculos logísticos y legales. China, por su parte, ya lo ha hecho realidad. Este avance podría marcar el inicio de una era donde los centros de datos se oculten bajo las olas, trabajando sin descanso y sin generar calor en la superficie.


No obstante, el centro de datos submarino HiCloud no solo es un alarde tecnológico, sino también un mensaje claro: la innovación no necesita mirar al cielo para alcanzar el futuro. A veces, basta con mirar hacia el fondo.
